Nuestra invocación:
"Codigo Abierto.
La situación está controlada...
El objetivo ha sido CONFIRMADO..."

14 oct 2010

El único hombre fuera de su especie

El Paraguayo es una raza fuera de lo común. Libros enteros se han dedicado al estudio y, a posteriori, comprensión del mismo. Cultura distinta, donde la propia humanización del mismo es demás comprensible, visto las arraigadas costumbres de nuestros antepasados los guaraníes, quienes eran guerreros pero amables como experiencia, según cantan los cuentos y leyendas antiguas.

Tereré... Bebida de infusión de yerba mate con
agua fría... característico en las manos del
paraguayo...
El abogado Miguel Ángel Pangrazio realiza una tesis espectacular en su libro "Arriero Porte", dedicado al análisis sociológico del arriero, el campesino quien vivía en lo profundo de la selva guaraní, en tiempos dictatoriales, y un poco cuando nos despertábamos del largo letargo de la palabra santa, palabra de Stroessner. Pangrazio escribe el libro, a decir por el, para reivindicar a esta raza, para reivindicar el privilegio de ser paraguayo. Tiene toda la razón. Somos conocidos en todos lados por nuestra calidez para con los demás, por nuestra labor incansable (una vez escuche a un argentino decir "son burros de carga por excelencia"... Re HDP... pero tiene cierto punto), y otros elementos positivos (la generosidad, su sentido de observación, entre otros, que Pangrazio los enumera y detalla).

El cura párroco Saro Vera también se dedica a priori a la cultura paraguaya, en su libro "El Paraguayo. Un hombre fuera de su especie". En el, lleva a colación su implacable inteligencia. No es mundana. El paraguayo es vivo. Se pregunta Vera; ¿Que pasará si el paraguayo recibe la alimentación adecuada desde su crianza? Seria un mundo de locos... El paraguayo tiene una inteligencia sorprendente. Dice Vera que le resultaba casi increíble que hombres salidos de la escuela primaria pudieran interesarse y entender problemas teológicos muy difíciles, o la complicada técnica de planificación.

A su modo, según continúa diciendo Vera, uno debe adecuarse a la inteligencia del guaraní. Es concreta, condicionada por el lenguaje y por su relacionamiento con la realidad. Al paraguayo le interesa lo concreto. No le gusta dar vueltas.

El paraguayo se picha facilmente. "Arriero ivale'i pa'i sombrero". Ese vale menos que sombrero de cura. Es abusivo en muchas aristas, dice Pangrazio. Es severo, producto de su propia educación. Es resignado en ciertas cuestiones, y soberbio en otras. Olvidáte bien si pensas que muchos paraguayos son padres responsables. Para el paraguayo, el fruto de una relación extramatrimonial es ocasional, reza el entendido en materia de derecho.

Sigue diciendo Pangrazio que el paraguayo es carente de responsabilidad. "Ayuta", "ayunte", "katú", son solo palabras que condicionan esta característica del paraguayo. Sentencia el letrado que esto es consecuencia de la educación vertida a los niños, y que esto deberá cambiar en un futuro cercano.

El paraguayo es valecho. Pangrazio expresa que; en Buenos Aires, aquel o aquella que esta trabajando en un andamio a 15, 20 pisos de altura sin protección, segurito es paraguayo. "Ahi donde está el peligro, está el, por sus cualidades excepcionales".

Arraigado en sus costumbres como nadie, aquellos quienes no se vieron bombardeados por el sonido cacofónico de músicas modernas, mantienen la polca jahe'o como himno en fiestas populares. A la vez, es cristiano católico a diestra y siniestra. Coinciden en este punto Vera y Pangrazio.

Seguro tendrán sus dudas, pero ellos se centran demás en el paraguayo arriero. Aquel que esta en la chacra, en el campo, labrando la tierra en manos propias. Y preguntarán igualmente el por que no esta Helio Vera, uno de los mayores exponentes de la paraguayología. Bien, me estoy reservando su participación en otro post. Tengan en cuenta que nosotros, los capitalinos, no distamos de las costumbres de los campesinos. Somos ciertamente diferentes por que una cultura llámese primermundista ha sido de fácil acceso para nosotros. Pero ciertas similitudes las mantenemos.

¿Por que obedece este escrito? Por una simple razón. Para reivindicar a una raza de guerreros, que incansablemente han luchado por los pormenores de dos guerras, una que nos diezma profundamente.

No confundan nacionalismo con reivindicación. Reivindico una raza de guerreros. No mi nacionalismo.

Reivindicacion, que siempre es valedera...

(escuchando de fondo, "While my guitar gently weeps, de Santana... :D)

1 comentario:

  1. Pecando de mis conocimientos sociológicos...
    Soy un sociólogo frustrado...

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