Hoy, me levanté, y sentí menos frío.
Hoy, me levanté, y no te he reconocido.
Hoy, me levanté, y sentí una lagrima congelada en mi mejilla.
Noticia de la cual, de ti no me puedo olvidar.
Pero al menos, sin temor a lo que encuentre, tus ojos puedo observar.
Cada día, con Dios en la mente, y con el "te quiero" en la boca, dejo pasar el día tras día.
Pero hoy hace menos frío que ayer.
A pesar de todo, un extraño veo en el espejo.
Que canta una y otra vez la misma canción.
Que ya se hartó de si mismo.
Que desea que todo termine.
Pero, a pesar de todo, se conforma con algo:
Que ya no ama igual que ayer.
Que no hace frío igual que ayer.